Una águila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir
juntos con la idea de que eso reforzaría su amistad.
Entonces el águila escogió un árbol muy elevado para poner
allí sus huevos mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas sobre
la tierra al pie del mismo árbol.
Regreso la zorra y más le dolió el no poder vengarse, que
saber de la muerte de sus pequeños.
¿Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin poder
volar, perseguir a uno que vuela? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de
los débiles e importantes: maldecir desde lejos a su enemigo.
Un día que la zorra salió a buscar su comida, el águila
estaba hambrienta cayó sobre las zarzas, se llevo a los zorruelos, y entonces
ella y sus crías se regocijaron con un banquete.
Más no paso mucho tiempo para que el águila recibiera el pago
de su traición contra la amistad. Se encontraban en el campo uno pastores
sacrificando a una cabra, cayó el águila sobre ella y se llevo una visera que
aún conservaba fuego, colocándola en su nido. Vino un fuerte viento y trasmitió
el fuego a las pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos, que por
pequeños a un no sabían volar, los cuales se vieron al suelo. Corrió entonces
la zorra y tranquilamente devoró a todos los aguiluchos ante los ojos de su
enemiga.
Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras,
tarde o temprano del cielo llegara tu castigo.
Dayana Gaviria
Royeth (10 AÑOS)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario