Un día en la casa de Andrés salió un sapo de una llanta
que estaba en el patio y el perro de Andrés lo vio y salió a verlo para hablar
con él, pero el sapo al verlo que se acercaba corriendo le dio miedo y se fue
muy rápido, el perro como vio que el sapo se fue, se colocó muy triste porque
estaba aburrido y quería jugar con alguien.
Otro día el perro salió al patio y miró que el sapo tenía
la pierna debajo de una roca grande y saló corriendo para ayudarlo, el sapo le
dio las gracias por ayudarlo y se hicieron amigos.
Moraleja: las apariencias engañan.
Keiner Gamboa- 8 años
No hay comentarios.:
Publicar un comentario